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Bogotá D.C., febrero 24 de 2016.
La lucha por el iPhone de San Bernardino sigue entre el FBI y Apple, donde cada uno reserva sus intereses y pone en vilo los del otro. Las investigaciones continúan y los cuestionamientos surgen a raíz de las necesidades que se requieren en el caso.
Estas son las palabras que usó el consejero delegado de Apple, Tim Cook, para describir la orden judicial exigiendo que su compañía ayude a que el Buró Federal de Investigaciones de EE.UU. (FBI) a acceder el iPhone de Syed Rizwan Farook, el asesino de San Bernardino.
Junto a su esposa, Tashfeen Malik, Farook mató a 14 personas en un centro de atención de discapacitados el dos (2) de diciembre pasado, en lo que fue descrito como un ataque islamista.
Y el FBI acusa al gigante de tecnología de obstruir la investigación sobre sus posibles con grupos radicales, mientras asegura que sólo quiere acceder a la información contenida en el iPhone del atacante. ¿Por qué Apple se niega a obedecer al FBI y «hackear» el iPhone de los atacantes San Bernardino?
Pero la cosa, en realidad, no es tan sencilla. En septiembre de 2014, la compañía decidió que los datos de sus dispositivos, como mensajes de texto y fotografías, quedarían automáticamente encriptados, inaccesibles hasta para Apple precisamente para evitar dilemas morales.
Fue una reacción a las revelaciones de Edward Snowden sobre el programa clandestino de vigilancia electrónica de EE.UU. Y ahora Apple asegura que está defendiendo la privacidad de todos sus usuarios y los valores de la democracia estadounidense con su negativa.
¿Quién tiene razón? ¿Qué ocurrirá ahora? ¿Hay alguna solución? Estas son las 7 claves para entender este complejo caso que podría determinar la frontera entre protección de datos y seguridad nacional.
El FBI quiere que Apple altere el denominado System Information File o SIF, el software que usan los dispositivos, y crear uno nuevo para el iPhone de Farook. Esto permitiría llevar a cabo varias funciones que no pueden hacerse en los iPhone actuales.
Concretamente, el FBI quiere: Poder introducir un número ilimitado de contraseñas para desbloquear el Smartphone de Farook. Actualmente es necesario un código de cuatro cifras para acceder a los datos pero si se introduce un código equivocado 10 veces, el sistema borra todos los datos.
Permitir que un computador introduzca las diferentes combinaciones de códigos 10.000 en total sin tener que introducir los códigos manualmente, y poder hacer esto rápidamente, un proceso que actualmente tomaría más de cinco años.
Controlar el proceso pero sin necesariamente saber cómo lo está haciendo Apple. Esto es interesante ya que sugiere que el FBI estaría dispuesto a permitir a Apple manipular el dispositivo de Farook en sus propios laboratorios, evitando así que el software para acceder a este iPhone saliera de la compañía.
Tal como apunta el corresponsal de tecnología de la BBC, Dave Lee, este último punto podría resultar crucial a medida que este caso discurre los tribunales.
El FBI, en definitiva, argumentará que sólo quiere acceder al iPhone de Farook a través de un sistema que sólo Apple conocerá y que podría decidir destruir posteriormente.
El jefe de Apple, Tim Cook, dice que las «puertas traseras» podrían caer en manos de los malos.
En una carta a sus usuarios, el jefe de Apple, Tim Cook, afirma que no quieren crear una «puerta trasera», un sistema alternativo para acceder a un iPhone aparte de introducir la contraseña.
Las «puertas traseras» son cruciales en seguridad. Los hackers pueden hacer verdaderas fortunas si las descubren y los compradores incluyen criminales y gobiernos que intentan espiar u obtener datos no disponibles.
Apple dice que, si este software cayera «en manos equivocadas», esto permitiría desbloquear todos los iPhone, no sólo el de Farook.
«No puedes crear una puerta trasera sólo accesible a los buenos», afirmó Cook el año pasado. «Cualquier puerta trasera puede ser usada por los malos».
La mayoría de los expertos consultados por la BBC afirman que es posible acceder al iPhone de Farook sin dañar los datos que contiene. Apple no ha negado que esto sea posible, prefiriendo poner énfasis en las razones por las cuales esto no debería hacerse.
Según el investigador Dan Guido, Apple podría crear un software que puede usarse únicamente en el iPhone de Farook. «La versión personalizada de iOS ignoraría los retrasos introduciendo contraseñas, no borrará el dispositivo tras cierto número de intentos de acceder a él, y permitirá al FBI ligarlo a un dispositivo externo para descubrir la contraseña», escribió.
«El FBI podrá enviar a Apple el iPhone para que la versión personalizada de iOS nunca salga físicamente del campus de Apple».
Parecería que sí. Hace dos años que Apple y el gobierno luchan por establecer cuál debería ser el precedente legal que determine donde termina la seguridad de datos y donde empieza la seguridad nacional.
En octubre de 2015, el director del FBI, James Comey, abandonó los intentos para que Silicon Valley mantenga algún tipo de sistema para permitir que los investigadores puedan desbloquear los Smartphone.
Desde entonces, parecía que las relaciones entre el gobierno de Barack Obama y la comunidad tecnológica habían mejorado. Pero todo esto cambió el pasado 9 de febrero, cuando Comey dijo en el Senado que el FBI no podía desbloquear el iPhone de Farook.
Le siguió el Almirante Michael Rogers, director de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA, por sus siglas en inglés), quien afirmó el 17 de febrero que los atacantes islamistas que asesinaron a 130 personas en París en noviembre pasado no habrían tenido éxito si las agencias de seguridad hubiesen podido penetrar sus comunicaciones encriptadas.
Por todo ello, muchos expertos afirman que el caso de San Bernardino no es mera casualidad, al proporcionar una excusa perfecta al gobierno y las agencias de seguridad para forzar un mayor control sobre las comunicaciones.
El Comité Judicial de la Cámara de Representantes de EE.UU. tiene previsto discutir este tema el próximo 1 de marzo, y ha invitado a Apple a participar. En el terreno judicial, Apple todavía tiene algunos días para responder oficialmente a la orden de la jueza Sheri Pym, del Tribunal de Distrito de Los Ángeles, que ordenó esta semana a Apple colaborar con el FBI.
Lo más probable es que la respuesta de la empresa sea un «no» rotundo.
Esto haría que el caso pasara a una corte superior, después a una corte de apelaciones y finalmente llegase al Tribunal Supremo que tomaría una decisión final, algo que podría llevar años.
Mientras las investigaciones siguen su curso, los usuarios deben saber que la protección de los documentos en sus teléfonos móviles no solo depende de las empresas y expertos, sino que por el contrario cada uno es responsable de tener un bueno manejo de ciberseguridad.
Fuente: Segu.Info