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Bogotá D.C., Diciembre 02 de 2015.
Si bien todas las compañías y los usuarios de la red están actualmente trabajando en el tema de la ciberseguridad, es cierto que el miedo y la ignorancia son los peores virus. De nosotros depende la seguridad que proporcionemos a las cuentas y redes sociales que se manejan a diario. ¿Por qué el miedo y la ignorancia, son los peores virus?
Un viejo manual de inteligencia decía que “la seguridad es un estado de ánimo”. Eso también se aplica al mundo digital, donde nadie es invulnerable, pero donde no debemos permitir que la paranoia nos paralice.
Cuando uno está dando sus primeros pasos por el mundo digital, es normal sentir incertidumbre y que el desconocimiento nos haga más proclives a creer o a difundir rumores.
Mientras que lo analógico es más intuitivo por ejemplo: al pedalear más deprisa en una bicicleta, aumentará la velocidad de ésta, lo digital desafía esa lógica. Nada en un ordenador suele responder a los gestos a los que estamos acostumbrados.
Todo es misterioso y delicado al acercarnos a ello por primera vez y la tremenda complejidad del software y el hardware ponen a prueba nuestras concepciones de “causa y efecto”.
Casos reales vs leyendas urbanas
Es verdad que con Internet ha surgido una nueva forma de manifestarse para la criminalidad. Vivimos en unos tiempos en los que un desconocido, que puede estar físicamente en otro continente, puede acceder a nuestro ordenador o teléfono móvil, echar un vistazo a nuestros correos, nuestros datos personales, datos bancarios, fotos, vídeos y pretender obtener lucro con ellos.
Existen foros de delincuentes donde se venden números y claves de tarjetas de crédito de centena en centena. Existen ordenadores que trabajan para delincuentes sin el conocimiento de sus dueños y que son capaces de hacer ataques por la fuerza bruta a bancos y aerolíneas.
La tecnología se ha democratizado tanto, que es posible usar juguetes infantiles como ganzúas electrónicas para abrir la puerta de nuestro garaje y, de paso, nuestro coche. Hasta enchufar un cigarrillo electrónico al ordenador puede ser la puerta de entrada para los virus. Y, como no se para de repetir estos días, el terrorismo internacional también está presente en las redes.
Si nos dejamos llevar por el miedo y la paranoia, puede que terminemos prescindiendo inútilmente de herramientas que nos facilitan mucho la vida.
Sin embargo, también existen leyendas urbanas que acrecientan nuestros miedos y que, en lugar de ayudar a protegernos, consiguen el efecto contrario. La primera de ellas es que los malvados “hackers” no van a por ti, de la misma manera que los atracadores no te buscan por la calle, con tu foto en la mano.
Tampoco es verdad que las actualizaciones automáticas dañen el ordenador, sino que son imprescindibles para proteger nuestros equipos. No se puede hackear tu cuenta de Facebook para poner insultos, si tú no franqueas previamente el paso.
Y, de paso, es mejor no hacer caso a todos esos mensajes alarmistas que piden borrar algún archivo del ordenador. En Internet, como en el resto de sitios por donde nos movemos, es mejor no creerse todo lo que nos dicen y usar la precaución y el sentido común. Si nos dejamos llevar por el miedo y la paranoia, puede que terminemos prescindiendo inútilmente de aparatos y herramientas que nos facilitan mucho la vida.
Tecnología frente a factor humano
Si algo vienen demostrando las redes desde hace años es que son un fenómeno donde lo humano siempre tiene más importancia que lo técnico. Y el cibercrimen no se diferencia del crimen tradicional en ese aspecto.
Los mecanismos por los cuales nos estafan fuera de Internet, funcionan igual en ésta. Los delincuentes digitales se valen de lo mismo que los estafadores reales: de nuestra codicia, nuestras ganas de creer en gangas, nuestro desconocimiento, nuestra vanidad o nuestro miedo.
Pero, del mismo modo que esas debilidades humanas trabajan en nuestra contra, también lo hacen en contra de los criminales. Las autoridades no sólo atrapan a los delincuentes rastreando técnicamente sus delitos. También se les atrapa por presumir, malgastar e incluso por los datos que unos y otros filtran cuando se ven envueltos en peleas internas.
La Policía y la Guardia Civil también están en las redes. Así que, si confiamos en que hacen su trabajo cuando salimos a la calle, no deberíamos comportarnos de manera diferente en Internet.
Que el miedo no nos haga renunciar a nuestros derechos
El miedo y la desinformación no sólo pueden hacer mella en nuestro uso seguro de la Red, sino que pueden hacernos renunciar a nuestros derechos, al criminalizar aspectos técnicos de las redes que no son más que la trasposición digital de nuestros derechos y libertades.
No debemos temer la existencia de aplicaciones que encripten o codifiquen los mensajes. En Internet, encriptación es el equivalente a intimidad. Pretender criminalizar aplicaciones como Telegram, es el equivalente a pretender prohibir las calles porque los criminales también pasean por ellas.
De igual manera, criminalizar Bitcoin por ser la moneda favorita de los delincuentes es algo parecido a querer criminalizar el dólar estadounidense, por ser también la divisa favorita de los criminales analógicos.
Internet no hace diferentes a las personas, ni cambia nuestra personalidad. Así que, para estar seguros, informémonos del mismo modo en el que lo haríamos en el mundo real y evitemos comportarnos de modo diferente al que lo haríamos en la calle.
Algunos consejos prácticos para protegernos en Internet
Siga cada una de las instrucciones y recomendaciones que a diario se dan en los diferentes medios, la seguridad manejada en el ciberespacio depende de cada uno de los usuarios y el uso que le den al internet, recuerde que la tecnología tiene que ser nuestro amigo y no convertirse en una pesadilla.
Fuente: BEZ, Lo Que Debes Saber